Bernardeschi, el último traidor viola

El presente mercado estival de fichajes ha deparado un nuevo episodio en la rivalidad, casi enfermiza, ente la Fiorentina y la Juventus. El traspaso acordado entre ambas instituciones del talentoso futbolista italiano ha reavivado una rivalidad que comenzó hace mucho tiempo.


Tal vez el orgullo de la otrora importante Ciudad-Estado de Florencia es lo que ha llevado siempre a sus ciudadanos a querer compararse con otras urbes en tiempos posteriores. Las ciudades del norte, Turín y Milán, han crecido hasta convertirse en grandes generadoras de riqueza enfrentadas a sus vecinas del sur. Además, el que los toscanos no hayan tenido un rival cercano con quien disputar un auténtico derby ha trasladado esta rivalidad al mundo del fútbol y la Serie A ha sido el territorio de auténticas batallas.

Tal vez el primer episodio de esta enemistad se vivió en el ya lejano 1928. En aquel año, la Juventus endosó un doloroso 11-0 a sus rivales y las mofas de los aficionados bianconeri escocieron sobremanera a los tifossi viola. Poco a poco la rivalidad entre ambos conjuntos fue creciendo pero sin lugar a dudas llegó a su punto álgido en la década de los ochenta y principios de los noventa del sigo pasado.

El final de la campaña 81-82 fue particularmente cruda en la ciudad toscana. La Vecchia Signora y la Fiore llegaron igualados a la última jornada del campeonato tras sendos empates sin goles en sus enfrentamientos directos. Con peor diferencia de goles, el conjunto viola necesitaba mejorar el resultado de sus rivales si quería llevarse el título.

La Juve jugaba en Catanzaro frente a un rival ya salvado y la Fiorentina lo hacía en Cagliari frente a un conjunto que debía sellar su permanencia en la Seria A. En Cerdeña el delantero toscano Francesco Graziani vio como un gol suyo era anulado. Poco después, en Calabria un dudoso penalty señalado a favor de la Juventus decantó el título en favor del cuadro turinés. El gran Giancarlo Antognoni fue claro: “Nos robaron el scudetto”.

Roberto Baggio llegó a la Fiorentina en 1985 procedente del Vicenza y durante su estancia en el club fue considerado como uno de los mejores futbolistas que han vestido jamás la camiseta viola. Con su magia y sus goles llevó al equipo a la final de la Copa de la UEFA en 1990. Allí se volvieron a encontrar con la Vecchia Signora que dejó el título decidido en la ida con un 3-1. Una vez más los seguidores del equipo toscano se quejaron del arbitraje, en esta ocasión del colegiado español Soriano Aladrén.

Pero lo más doloroso no fue la derrota sino la pérdida de su ídolo. Ese mismo verano Il Divino fue traspasado a la Juventus por una cifra récord en la época, lo que provocó duros altercados en la ciudad. A pesar de que en su primer enfrentamiento ante su ex equipo Baggio se negó a lanzar un penalty frente a su ex equipo, los tiffosi viola no han borrado la ofensa.

Tras la refundación y vuelta a la élite, precisamente guiada por un ex juventino como Angelo Di Livio, el conjunto del Artemio Franchi ha vuelto poco a poco a los puestos nobles de la clasificación aunque ha enlazado campañas de buen juego y resultados con otras en que las expectativas no se han llegado a alcanzar. Por ejemplo nunca se ha vuelto al nivel alcanzado por el equipo de la primera mitad de los noventa, capitaneado por Gabriel Batistuta y Rui Costa.

Este verano la nueva dirección deportiva llegada al club hace un año y dirigida por el portugués Carlos Freitas como director deportivo y Alberto Marangon como manager ha decidido dar un golpe de timón poco entendible. Futbolistas importantes y que han ofrecido un rendimiento notable han abandonado el club. Federico Bernardeschi, Borja Valero, Josip Ilicic, Ciprian Tatarusanu, Hrvoje Milic, Gonzalo Rodríguez o Matías Vecino ya no están y es posible que otros como Milan Badelj o Nikola Kalinic sigan sus pasos.

Evidentemente el caso más doloroso es el de Bernardeschi. Tras cuajar una buena campaña y una notable Euro U21 ha sido traspasado a la Juventus y las reacciones no se han hecho esperar. Para los tifossi no hay excusa: El joven internacional italiano debía ser su guía en las próximas temporadas y creen que si el talentoso centrocampista debía salir del club la mejor opción era el extranjero, tal vez la Premier League, pero nunca la Vecchia Signora. Su salida, unida a la de un Borja Valero que no quería abandonar el club han creado una situación poco comprensible.

Por su parte, el nuevo futbolista de la Juventus ha utilizado las redes sociales para agradecer a la Fiorentina, a Florencia y a sus seguidores su estancia en el club, pero una vez más la Juventus ha hecho gala de su poderío económico y se ha llevado a la joya de la corona de la Fiorentina. Primero fue Roberto Baggio y ahora es Federico Bernardeschi. ¿Quién será el siguiente?



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