Pero comencemos por el principio, el club descendía a
2.Bundesliga tras una horrenda temporada y se reformaba de arriba abajo.Todos
los cracks (Kostic, Werner y Didavi) dejaban el club
seguidos de una estela de jugadores que habían sido clave esa misma temporada,
a pesar del descenso ,como Rupp o Serey Dié. Además, jugadores
que llevaban muchísimos años en el club como Harnik o Niedermeier
no fueron renovados. Su ciclo había acabado y sus sueldos no encajaban con lo
que el club necesitaba.Se conseguía retener a un grupo de buenos jugadores como
Langerak, Baumgartl, Insúa, Gentner, Maxim y
Ginczek, que a la postre han sido claves para el ascenso.
El verano no empezaba bien para el VfB, como es lógico,
el entrenador, Jurgen Kramny, abandonaba el club y trás él fueron el
director deportivo y el presidente: caos total en el club de Stuttgart.
Ya con presidente, el club comenzó el verano sin director
deportivo y fichando a Josh Luhukay, un clásico en Alemania y experto en
conseguir ascensos (lo consiguió con Augsburg y Hertha), además
de fichajes de veteranos como Werner y Hosogai, más que conocidos
por el mister. También llegaron Terodde, Zimmer, Kaminski,
Grgic y Sarpei. A todos les sabía a poco el nuevo proyecto,
parecía más supervivencia que otra cosa.
Entre toda esta vorágine de cambios, el club seguía sin
director deportivo, cosa que nadie entendía. Se estaba planificando sin nadie
al mando y entonces llegó una de las figuras que a la postre se erigiría como
clave dentro del VfB: Jan Schindelmeiser.
El alemán de 53 años llegaba tras pertenercer entre 2006
y 2010 al TSG Hoffenheim, proyecto de sobra conocido por su gran
crecimiento y su gran departamento de scouting y que hoy día está en lo más
alto, clasificado para Champions League. Desde que abandonó el club de
Sinsheim, Schindelmeiser estuvo colaborando con muchísimos clubes alemanes
y siguió formándose.
El nuevo director deportivo llegó con muy poco tiempo de
trabajar, con un proyecto empezado y que no tenía buena pinta. Aun así, le dio
tiempo a acometer tres fichajes que han sido clave: Pavard en propiedad,
así como Mané y Asano cedidos con opción de compra. El primero
dos años, el segundo 1 año con opción a un segundo. Estos fichajes, y la
llegada de Schindelmeiser, daban un poco de esperanza a los seguidores
del Stuttgart. Habían llegado futbolistas jóvenes y prometedores, en definitiva ilusionantes.
Pero arrancó la temporada y se encontraron con algo que
no se esperaba nadie: Justo los tres fichajes de Schindelmeiser no
fueron ni convocados en las tres primeras jornadas, y solo Asano disputó
nueve minutos en la cuarta. A esto se unió que el VfB jugó muy mal
esas jornadas, dando una imagen paupérrima y sacando de milagro seis puntos de
doce posibles. Esto hizo que el ambiente se enrareciera y se viera claramente
que la nueva dirección deportiva no encajaba con Luhukay. El primero
buscaba ascender y de paso, crear un nuevo VfB, y el segundo parecía más
querer rodearse de jugadores que el conocía, independientemente de edad y
rendimiento, y ya al subir se vería que se haría.
¿El resultado? Tras la derrota por 1-2 ante el Heidenheim,
Josh Luhukay, viendo que la casa se le venía encima, dimitió. Esto sentó
mal a la afición, por que sentían otra vez esa sensación de volver a ir a
remolque, pero por otra parte se iba a ver que tenía planeado Schindelmeiser para
el equipo, si hubiera comenzado él el proyecto.
Olaf Janßen tomó el mando del equipo durante dos partidos: Ganó
ambos, ante el Braunschweig y ante el Kaiserlautern, teniendo
ya más protagonismo Asano.
Y aquí llegó el segundo miembro del dúo de moda en el VfB
Stuttgart: Hannes Wolf. El joven entrenador de 36 años ya se estaba
dando a conocer en la cantera del Dortmund, pues había ganado tres
campeonatos seguidos, además de haber formado futbolistas de calidad y jugar un
buen fútbol.
Llevando apenas unos días entrenando, su primer duelo fue
ante el Bochum, de visitante, mantuvo el mismo equipo de Janßen y
no se complicó la vida, se empató y no se vio nada excesivamente diferente, más
allá de la propia mejoría vista con Janßen. Su primer partido de verdad,
donde vimos que pretendía, y el que preparó con diez días de tranquilidad, fue
en casa, ante el Fürth. Ahí empezó todo.
Lo primero que vimos fue lo que la afición tanto
esperaba: Pavard y Mané, titulares, y no le pudieron dar más la
razón al mister, y de paso, quitársela a Luhukay. El primero
marcó un gol y dio una asistencia. El segundo, dos goles. Y una goleada 4-0 al Fürth
para recuperar sensaciones. Se vio a un VfB en proyecto de lo que es
hoy: Equipo agresivo en la presión, al que le gusta tener la pelota, vertical y
rápido en las transiciones.
Pero no es oro todo lo que reluce, y en la siguiente
jornada, en pleno comienzo de la era Wolf, el Stuttgart recibió
un duro correctivo en casa del Dresden: 5-0. Todos los palos fueron
dirigidos a la plantilla, que mostró una actitud bastante pasota y
condescendiente.
Al técnico no le tembló el pulso y se cargó a varios
jugadores. Algunos volvieron, otros no. A partir de ahí, y hasta el parón
invernal, el equipo jugó 8 partidos, consiguiendo 5 victorias y
1 empate, y yéndose con mal sabor de boca al parón, con 2 derrotas.
Wolf y Schindelmeiser aprovecharon el mercado invernal para hacer lo
que no pudieron en verano. El primero por no estar aún y el segundo por llegar
con el proyecto ya empezado. Hosogai, Heise, Sama, Sunjic,
Grosskreutz y Tashchy abandonaban el club. Especialmente
llamativo es el caso de Grosskreutz, internacional con Alemania, que se
vio envuelto en peleas y al club no le tembló el pulso para despedirle.
Con las llegadas de Ofori, Green, Onguené
y Brekalo se dibujaba el VfB que entrenador y director
deportivo querían para asaltar el ascenso.Se apuesta por jóvenes ilusionantes y
con potencial. Este fue un momento clave de la temporada. Con un mes de
preparación tranquila, con fichajes y con limpia en el vestuario, la segunda
vuelta se antojaba ilusionante. Ese tiempo también fue aprovechado para la
adaptación de los recién llegados.
El VfB Stuttgart, con ligeros cambios en la
formación y con un protagonismo absoluto para Mané, Terodde e Insúa comenzaba
a carburar. El equipo encadenó cinco victorias y dos empates, jugando un fútbol
de calidad, logrando buenísimos resultados, luchando de tú a tú por el
liderato, y manteniéndolo.
Ante el Fürth llegó la primera derrota en un mal partido
y ante Dresden y 1860 Munich, dos empates seguidos que no
sentaron bien. Entonces Wolf volvió a cambiar el equipo. Uno de los
cambios vino obligado por la lesión de Mané, clave hasta ese momento,
con 6 goles y 9 asistencias, era el mejor jugador del equipo.
Los cambios introducidos por Wolf, con el paso de
los partidos, acabaron siendo decisivos. Se recuperó al mejor Maxim,
denostado hasta ese momento, Brekalo tuvo su oportunidad y
la aprovechó, Ofori fue entrando al equipo y acabó de titular haciendo
jugar a todos, Pavard se asentó en el lateral derecho y Ginczek,
recuperado de su lesión, se convirtió en una pieza clave, consiguiendo 4 goles
y 6 asistencias en el tramo final.
Tras ese empate ante el equipo bávaro, la carrera del VfB hacia
el ascenso fue fulgurante: Jugó siete partidos, ganó seis y perdió uno, el
duelo directo ante el Hannover. En la fiesta final, en casa ante el Würzburguer
Kickers, no se falló: 4-1 y vuelta a la primera división.
A final de temporada, con el ascenso conseguido, nos
encontramos a Terodde de pichichi con nada menos que 25 goles, a Insúa
con 8 asistencias, por 7 de Maxim y 6 de Ginczek. Asano, con
una temporada de más a menos, aportó 4 goles y 4 asistencias y vemos en Mané
a una esperanza para el futuro de grandísimo jugador: 6 goles y 9 asistencias.
Una vez acabada la temporada, la afición del VfB
tuvo que ir a asamblea para votar si se cambiaba el club a Sociedad Anónima,
para así poder vender el 24,9% de acciones por unos 100MM en varios años. La
votación fue un sí apabullante, y con esto el VfB consigue más medios
económicos.
No podemos esperar grandes desembolsos pues no deja de
ser un club recién ascendido y no sale muy beneficiado del nuevo reparto
televisivo pero se espera lo que nos han mostrado Schindelmeiser y Wolf:
Un VfB ambicioso, con buen fútbol, y sobre todo, mucha gente joven, con
hambre y ganas de crecer.
La primera pieza ya ha llegado: Orel Mangala,
joven perla del Anderlecht que ha estado cedido en el Borussia
Dortmund U19 este año, siendo clave, y al que Wolf ha entrenado y conoce
perfectamente. En un año veremos si este es el enésimo proyecto caído del
VfB, o por el contrario, al fin asistimos a algo que de verdad merezca la pena
vigilar durante los próximos años.
Javier Hernández Ulloa
Seguir a @SeguidorVfB
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