Una historia con final feliz


En el mercantilizado mundo futbolístico actual todavía hay sitio para fábulas de cuento. Ha tenido que ocurrir casi un desastre para que el protagonista de esta historia pueda conseguir su sueño. La terrible situación del Portsmouth, que ha estado a punto de desaparecer, ha llevado por obra y gracia de esas cosas que suceden en esta vida, a la necesidad de este equipo histórico a tener que deshacerse de todos los jugadores profesionales que conformaban su plantilla.

La necesidad de reconstruir el equipo ha llevado a que durante la pretemporada muchos jugadores han estado a prueba buscando convencer al manager del equipo, Michael Appleton. En esta situación el equipo pudo realizar un mini stage en España gracias a Dave Ellis, un hombre de negocios local, y a la federación gibraltareña de fútbol, que contrató al Pompey para disputar un amistoso.

El resultado fue desastroso para los Blues, pero en ese encuentro un jugador impresiono sobre manera a Appleton. Un fino centrocampista zurdo que responde al nombre de Liam Walker. Esta es su historia.


Hace años, antes de que nuestro protagonista naciera, su abuelo se trasladó a la península ibérica en busca de una vida mejor. Incluso el padre de Liam nació en Waterlooville, una localidad cercana a Portsmouth, pero él nació en Gibraltar y ha pasado toda su vida en España. En su adolescencia probó fortuna en el Coventry, West Ham o el Aston Villa pero no tuvo suerte y su carrera se ha desarrollado en clubes como el Algeciras, el Linense o el San Roque, donde la temporada pasada fue el máximo goleador.

Su vida cambió cuando, tras jugar el amistoso frente al Portsmouth, Michael Appleton, manager de los Blues, le invitó a entrenar con  ellos. El jugador, de 24 años, ha demostrado que tiene la clase necesaria para jugar en un club de tanta solera como el Pompey. Según su entrenador todavía no está al 100% pero a buen seguro que será un jugador importante.

Debido a las penurias económicas del club del sur de Inglaterra, Liam como el resto de sus nuevos compañeros, sólo dispondrá de contratos mensuales. A buen seguro que su familia estará orgullosa de él. Varios de sus familiares son fervientes seguidores del club con lo que la alegría y la ilusión por el centrocampista son máximas. Un miembro de la familia jugando en el club de sus amores es lo mejor que les puede pasar.

¿Podía soñar alguno de ellos que un chico de 24 años que jugaba en la tercera división ficharía por el club de sus amores? Seguramente no. El equipo aún está en una situación difícil, pero el ejemplo de Liam puede servir a muchos deportistas para creer que algún día podrán cumplir sus sueños.


1 comentario:

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